Cinco son los virus hepatotropos productores de hepatitis, ellos están identificados por las letras A, B, C, D y E. Si bien todos causan enfermedades hepáticas, su presentación clínica puede ser muy diferente.
El virus de la hepatitis A (VHA) es de transmisión entero fecal, en su mayoría a través del consumo de agua o alimentos contaminados y menos frecuentemente a través de prácticas sexuales. La mayoría de las veces, las infecciones son leves y los pacientes sufren formas auto limitadas que generan inmunidad frente a futuras exposiciones al virus. Sin embargo, las a veces pueden ser graves y poner en peligro la vida produciendo formas fulminantes de hepatitis. La mayoría de las personas de áreas del mundo con condiciones sanitarias deficientes han sido infectadas con este virus de manera asintomática.
El virus de la hepatitis B (VHB) se transmite a través de la exposición a sangre, hemoderivados, inyecciones con agujas contaminadas, uso de drogas inyectables, procedimientos médicos inseguros, semen y otros fluidos corporales infectados. También puede transmitirse de madres infectadas a recién nacidos, siendo ésta una forma de infección crítica ya que los niños infectados tienen una muy alta progresión a enfermedad crónica. El VHB también representa un riesgo para los trabajadores de la salud que sufren lesiones accidentales por pinchazos con agujas mientras atienden a pacientes infectados por el VHB. La infección en adultos suele ser auto limitada, pero una proporción de ellos puede evolucionar a infección crónica, siendo responsable de cirrosis y carcinoma hepatocelular (HCC).
El virus de la hepatitis C (VHC) se transmite principalmente a través de la exposición a sangre infectada. Esto puede ocurrir a través de transfusiones de sangre y productos sanguíneos contaminados, inyecciones, procedimientos médicos y mediante el uso de drogas inyectables. La transmisión sexual también es posible, pero es mucho menos común que la del VHB. A diferencia del VHB, el VHC tiene una mayor propensión a evolucionar a hepatitis crónica, cirrosis y HCC.
Las infecciones por el virus de la hepatitis D (VHD) ocurren sólo en aquellos que están infectados con el VHB, muy poco frecuentes en nuestro país y con mayor prevalencia en la cuenca de Amazonas en nuestra región. La infección dual de VHD y VHB suele provocar una enfermedad más grave y progresión a cirrosis y HCC.
El virus de la hepatitis E (VHE) se transmite principalmente a través del consumo de agua o alimentos contaminados. El VHE es una causa común de brotes de hepatitis en partes del mundo en desarrollo y se reconoce cada vez más como una causa importante de enfermedad en los países desarrollados.
A las hepatitis virales que evolucionan a la cronicidad se las conoce como la epidemia asesina silenciosa, ya que producen muchas muertes por año, con síntomas que solo aparecen cuando la enfermedad ya está avanzada. En las Américas, casi 80,000 nuevas infecciones de hepatitis B y C surgen cada año, la mayoría de las cuales pasan desapercibidas pero que generan una elevada carga de enfermedad y mortalidad. Se estima que el 57% de los casos de cirrosis hepática y el 78% de los casos de cáncer primario de hígado son debidos a infecciones por los virus de la hepatitis B o C. Reconociendo el importante problema de salud pública que representan las hepatitis, en 2010, la 63ª Asamblea Mundial de la Salud designó el 28 de julio como el Día Mundial contra la Hepatitis, y solicitó una respuesta integral en la lucha contra ellas. Se eligió la fecha del 28 de julio, día del cumpleaños del científico Dr. Baruch Samuel Blumberg, para honrar al australiano ganador del Premio Nobel de Medicina, quien en 1965 descubrió el VHB, desarrolló un test diagnóstico y una vacuna eficiente para su prevención.